Florida, Oct 10._Este 10 de octubre suman 145 años transcurridos desde el momento en que Carlos Manuel de Céspedes, El Padre de la Patria, rompiera la inercia de los campos cubanos, y al son de campanas liberadoras del yugo esclavista se lanzara a la manigua, junto a su propia dotación, para levantar en armas a un pueblo entero…
El ingenio La Demajagua y la región de Bayamo fueron la cuna de la revolución redentora que fomentó la nacionalidad, equiparó castas sociales, juntó razas, unió credos, y estremeció los cimientos del coloniaje español…
Únicamente el cansancio, las divisiones internas, el caudillismo, la ambición personal de unos pocos y otras miserias de los hombres, hicieron fracasar esa fuerza arrolladora diez años después, frente a la oferta enemiga de una paz sin independencia total, conocida como El pacto del Zanjón.
Aún así, el ejemplo del 10 de octubre se multiplicó en todas las demás contiendas que, en lo sucesivo, se levantaron en busca de la soberanía de la patria: La Protesta de Baraguá, el 24 de febrero de 1895, el asalto al Moncada, El desembarco del Yate Granma, la lucha en la Sierra Maestra, y el triunfo del Primero de Enero de 1959 incluyeron en su impronta la fecha que hoy recordamos y celebramos juntos…
El orgullo de hacerlo todavía libres, unidos y dueños de nuestro propio destino sociopolítico debe constituirse en un momento más de reflexión frente a los peligros que acechan la integridad de la patria, tanto desde afuera como dentro de la isla…
La primera amenaza nos llega del imperio que nos robó la victoria mambisa en la guerra anticolonial, impuso aquí gobiernos entreguistas durante medio siglo, robó los recursos de esta nación; viene del mismo Gobierno que fomentó el terrorismo y la guerra sucia, apoyó agresiones y mantiene un bloqueo de más de 50 años contra este pueblo digno y solidario…
Es preciso no dar la espalda a un Norte revuelto y brutal que hoy mantiene injustamente presos en sus entrañas a cuatro cubanos inocentes.
La segunda, y no por ello menor amenaza que enfrentamos y que debemos vencer, la integran debilidades internas como la falta de orden, la indisciplina, el descontrol y las manifestaciones de corrupción que ahora mismo nos llaman al combate…
Ante ellos, sin dudas, levantaremos la suma de valores forjados en común durante casi un siglo y medio de batallas y resistencias. Continuaremos nuestra senda socialista bajo la guía de Fidel y acompañados por Raúl, armados de principios irrenunciables como el anticolonialismo, la lealtad, el antiimperialismo, la solidaridad humana, el internacionalismo, el apego a la palabra martiana y el patriotismo fraguado por Carlos Manuel de Céspedes.
Nada ni nadie podrá jamás empañar la historia acumulada por este pueblo rebelde. Ante quien intente apoderarse de Cuba o destruir su gloriosa trayectoria, levantaremos otro 10 de Octubre, la bandera de la estrella solitaria y el grito de un pueblo que apoyará siempre una consigna estremecedora e inconmovible: ¡Viva Cuba libre!