El siete de diciembre Cuba entera se pone de pie, firme sobre sus más sagrados principios para rendir merecido homenaje al más glorioso militar de las Guerras por la Independencia en el siglo 19 y a los mártires caídos en el cumplimiento del deber internacionalista en tierras Africanas.
Conocida desde hace 25 años como la “Operación Tributo”, la rememoración que se convoca para esta jornada incluye el recuerdo del Aniversario 118 de la caída en combate del el Titán de Bronce, Antonio Maceo, en San Pedro de Punta Brava luego de conducir y completar la más trascendental hazaña bélica de su época: la invasión mambisa desde el oriente hasta el occidente de la isla.
Maceo fue aupado por el Apóstol de la independencia cubano José Martí al hermanar la fuerza de su mente con la de su brazo, y trascendió en la historia nacional no solo por su bravura frente al enemigo, el comportamiento honorable y la fidelidad a la causa, sino también por la inigualable Protesta de Baraguá con la cual salvó la continuidad de nuestra gesta libertaria contra el colonialismo español.
Al general Antonio Meceo respeto, admiración y tributo asimismo por regalarle a su pueblo la frase más vertebral y cumplida aquí desde la centuria decimonónica en que fuera pronunciada: “Quien intente apoderarse de Cuba solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre, si no perece en la contienda”.
De tamaño ejemplo, entre otros muchos patriotas sin tacha, bebieron los más jóvenes de las generaciones de los años 60, 70 y 80 del pasado siglo en Cuba, de cuyas filas salieron los muchachos y muchachas que dieron un paso al frente ante la convocatoria de marchar, con las armas en la mano, hacia tierras de África para contribuir a la libertad de sus pueblos.
Angola, Etiopia y otras naciones conocieron de la valentía de muchos de los pinos nuevos encargados de poner en alto la bandera del internacionalismo proletario y la solidaridad de Cuba con cualquier causa justa del mundo. La independencia africana y el fin del apartheid quedaron marcados para siempre con la sangre de unos 2 000 hijos de este archipiélago que dieron su vida en ese empeño.
Sus restos mortales fueron lo único material que trajimos de regreso a la patria finalizada la “Operación Carlota” en el continente negro.
El siete de diciembre de 1988, hace ya 25 años, se materializó aquí por única vez el designio del Señor de la Vanguardia Camilo Cienfuegos: Cuba toda se puso de rodillas, contuvo el llanto e inclinó la frente para decirles a los internacionalistas muertos en el cumplimiento del deber: ¡Bienvenidos a su tierra, la Revolución les agradecerá siempre y de manera infinita en nombre del futuro. ¡Gloria eterna y descanso en paz, su sangre no se derramó en vano!
Esa impronta se multiplica hoy, en medio de la Operación Tributo, cuando decenas de médicos cubanos de nuevo en África enfrentan la muerte, con las armas de la dignidad, en la lucha humana contra la epidemia del Ébola.Por: Pedro Palo Sáez/Radio Florida