En el día de ayer 1ro. de septiembre, en horas de la noche, falleció en la capital, a la edad de 94 años, Giustino Di Celmo, amigo entrañable de la Revolución Cubana y de nuestro pueblo, confirmó el diario Granma.
Giustino nació en Salerno, Italia, el 24 de diciembre de 1920. Comerciante de profesión, llegó a nuestro país por primera vez en 1992, junto a su hijo Fabio Di Celmo.
En los años más difíciles del periodo especial, desafió el bloqueo y las amenazas que se cernían contra Cuba, brindando ayuda en la obtención de mercancías deficitarias para el pueblo cubano.
El 4 de septiembre de 1997, Fabio fue víctima de un acto terrorista en el vestíbulo-bar del hotel Copacabana en la capital que segó su vida y devino símbolo para los jóvenes cubanos y del mundo.
Bajo la pena y el dolor por el asesinato de su hijo, Giustino Di Celmo ─veterano de la Segunda Guerra Mundial, luchador antifascista y hombre de paz─, decidió vivir definitivamente en Cuba y dedicó los últimos años de su vida a la denuncia de los actos terroristas contra nuestro país desde las más diversas tribunas; no cesó de abogar por la solidaridad internacional con Cuba y el levantamiento del bloqueo genocida impuesto por el gobierno de Estados Unidos. Fue un abanderado en la batalla por la liberación del niño Elián González durante el secuestro por la mafia de Miami, y el regreso definitivo a la Patria de los Cinco Héroes cubanos que cumplieron cruel e injusta prisión en cárceles norteamericanas.
Plenamente identificado con los principios y la obra de la Revolución, luego de la pérdida de su hijo, por voluntad expresa, solicitó su ingreso en las filas del Partido Comunista de Cuba, condición excepcional que le fue concedida el 30 de septiembre de 1997.
Con su ejemplo, Giustino cautivó el cariño y la admiración del pueblo. Su nombre quedará inscripto como ejemplo de solidaridad con nuestra Patria.
En atención a la voluntad de sus hijos, su cadáver será cremado y, con posterioridad, repatriado a su país de origen.
Entrevista en Cubadebate
“Solo te puedo decir que nunca imaginé que en mi larga vida, iba a ver un país con una historia grande, un pueblo al que han llegado tantos emigrantes como el de EEUU, al que sin embargo no llegaría el sentido de la justicia. En un país donde no existe justicia no se puede vivir”, aseguró en el 2011 a Cubadebate Giustino di Celmo, padre de Fabio di Celmo, quien acaba de morir en La Habana a los 94 años.
Su hijo Fabio fue víctima de la campaña de bombas en los hoteles de La Habana, en 1997, organizada por el terrorista Luis Posada Carriles, quien confesó su responsabilidad en este crimen a una televisora de Miami y aseguró que el joven turista “estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado”.
Giustino falleció este martes en La Habana, sin que se hubiera hecho justicia a Fabio, su mayor esperanza desde que ocurrió la tragedia.
Después de un juicio que duró más de tres meses en El Paso, Texas, un jurado absolvió a Posada Carriles de 11 cargos por mentir a las autoridades de Inmigración. A pesar de todas las evidencias en su contra, los tribunales liberaron al terrorista, que ha vivido una plácida vejez en Miami.
“Escuché a Posada Carriles -después que fue absuelto por el jurado-, y eran las declaraciones de un asesino, de un hombre que mata, que es capaz de matar a cualquiera. El dijo que seguiría combatiendo el comunismo. ¿Donde está la ética, la humanidad?”, se preguntó Giustino, en una entrevista concedida al periodista Oliver Zamora.
El anciano, radicado en Cuba desde la muerte de su hijo, añadió:
“La única cosa que puedo decir a los familiares de las víctimas de Posada Carriles que sufren como sufro yo, es que tengan siempre abierta una esperanza de que habrá justicia. No sólo por nuestros ser queridos, sino por el mundo entero. Nadie merece semejante barbarie, que por una lucha política se maten inocentes, se pongan bombas en el hotel, en un avión y se encarcelen a Cinco muchachos cubanos que intentaron impedir los actos de sabotaje que se organizaban desde Estados Unidos. ¿Qué imagen dará el gobierno norteamericano si permite semejante injusticia?”