Recordamos este día en el aniversario de su nacimiento al glorioso jefe mambí Máximo Gómez Báez, General en Jefe del Ejército Libertador, héroe de dos guerras y ejemplo de desinterés y valentía, el hombre cuya trascendencia en las luchas independentistas cubanas le hizo merecedor del apelativo de Generalísimo.
Nacido en Baní, República Dominicana, el 18 de noviembre de 1836 se estableció en Cuba en 1865 y al estallido emancipador del 68 se incorporó a la lucha por la independencia de Cuba, gran estratega y maestro en el arte militar, sus cargas al machete se hicieron legendarias, hasta convertirlo en maestro de la oficialidad del Ejército Libertador.
Tras la caída del Mayor Ignacio Agramonte Máximo Gómez se hizo cargo de las tropas camagüeyanas, firmó junto a José Martí el Manifiesto de Montecristi, y fue General en Jefe del Ejército Libertador en la contienda iniciada el 24 de febrero de 1895 e integró, junto a Martí y Maceo, el grupo de los tres grandes de las luchas anticolonialistas cubanas, y su genio militar le permitió dirigir junto al Titán de Bronce la Invasión a Occidente, considerado el hecho militar de la centuria.
Máximo Gómez dedicó más de 30 años de su fecunda vida a la causa del pueblo de Cuba y se retiró, cuando se consumó la ocupación norteamericana en la isla, momento en que el viejo mambí declaró en un manifiesto dirigido al pueblo y al Ejército Libertador: “Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho, por haber hecho cuanto he podido, en beneficio de mis hermanos… En donde quiera que el destino me imponga plantar mi tienda, allí pueden los cubanos contar con un amigo”. Martha Martínez Duliet/Radio Florida