La Habana, 30 sep.- Cuando las nanas son décimas guajiras y a lo lejos un cantío alegra las jornadas de trabajo en el campo, nombres como María Ruiz y Eduardo Orta Amador, se convierten en una inspiración. Ellos fueron, tal vez, la motivación para que el niño Jesús Orta Ruiz improvisara con nueve años en los guateques en la finca Los Zapotes, de San Miguel del Padrón. Fueron, también, el incentivo para quien tuvo la osadía de presentarse en el espacio La Corte Guajira del Arte, de la emisora El Progreso Cubano, actualmente Radio Progreso.
Su seudónimo causó sensación; desde el único radio del barrio rural se escuchó la voz de quien se convirtió en uno de los grandes improvisadores, cantantes y escritores de la espinela en Cuba.
Razón tenía el padre cuando le dijo: “¡Ese sí es poeta!”. No sospechaba Eduardo Orta que aquel repentista que tanto elogió se trataba de Jesús, su hijo.
Y es que cuando la décima acompaña la vida, solo se pueden transmitir versos desde el alma, con el sentimiento que inspiran los recuerdos de la infancia o los ojos de un gran amor.
Así sucedió con Alex Díaz Hernández, repentista y director de Oralitura Habana. La décima oral improvisada, como asegura, está en su vida desde que nació. Su padre, el repentista Alexis Díaz Pimienta, se encargó de que mientras Alex tomaba su biberón, escuchara los grandes improvisadores del repentismo cubano.
Hace un año Oralitura Habana era el sueño de unos cuantos jóvenes guiados por el experimentado Alexis Díaz-Pimienta. El objetivo era realizar un gran encuentro entre los cultores del verso oral improvisado para que a su vez se mezclaran con artistas de otras manifestaciones.
La cita ocurrió en La Habana, la capital cubana que ha sido testigo de tantos eventos multitudinarios y que ha arropado a exponentes de todas las artes.
Llegó septiembre, y del 25 al 29 de ese mes, el universo improvisado giró alrededor de la poesía oral.
(RCA)