La Habana, 5 feb.- Mientras que la insurrección en el Capitolio el 6 de enero se convirtió en un frenesí de violencia callejera, un grupo paramilitar de ultraderecha conocido como los Protectores del Juramento (Oath Keepers) marcharon a través del mar de manifestantes, subiendo por los escalones de la fachada este del Capitolio hacia la rotonda.
Un video de ese día muestra a los Protectores del Juramento marchando en columna (conocida en el argot militar estadounidense como «Ranger File»), descrito por la agencia Associated Press (AP) como “procedimientos estándar para un equipo de combate que está ‘apilándose’ para irrumpir en un edificio, reconocible al instante para cualquier soldado o Marine que haya prestado servicios en Irak y Afganistán”.
El 10 de noviembre del 2020, casi dos meses antes de la insurrección que buscaba impedir la transferencia de poder al para entonces presidente electo Joe Biden, los Protectores del Juramento distribuyeron una carta y pieza de propaganda titulada «Marcha a Washington, detener el robo, defender al presidente y derrotar al Estado profundo». Fue firmada por Stewart Rhodes, antiguo auxiliar del congresista libertario Ron Paul.
La carta urgía a los integrantes del grupo a «apoyar y defender directamente al presidente Trump mientras lucha contra el golpe en marcha con el que se intenta robar la elección» y se jactaba de que «los Protectores del Juramento están enviando a sus veteranos de combate y de los cuerpos de seguridad a Washington».
Cerca de ahí, decía la carta, «los Protectores del Juramento también contarán con nuestros veteranos más preparados en guerra especial esperando, armados, justo afuera de Washington… como una Fuerza de Respuesta Rápida en la eventualidad del peor escenario (como un asalto tipo ‘Bengazi’ a la Casa Blanca perpetrado por terroristas comunistas, en conjunción con órdenes de retirada giradas por generales traidores)».
La carta de Rhodes aseveraba que al marchar al Capitolio para evitar que Joe Biden sea oficialmente declarado el ganador de las elecciones presidenciales de 2020, los Protectores en realidad estarían protegiendo a la democracia estadounidense. «Nuestros hombres estarán en guardia, a la espera de las órdenes del Presidente para que nos convoque como milicia. Al no aceptar el resultado, el presidente Trump está frenando un golpe más que ejecutando uno», decía.
La estrategia de los Protectores estaba influenciada por otra de un lugar muy poco esperado. Bajo una sección titulada «LO QUE EL PUEBLO TIENE QUE HACER», un autodenominado «patriota de Serbia, que también ama a los Estados Unidos» convocaba a los insurgentes a llevar a cabo un golpe de Estado violento modelado en la revolución de colores orquestada por Estados Unidos para derrocar al presidente socialista de Serbia, Slobodan Miloševic, en el año 2000.
MintPress identificó al «patriota serbio», quien también aparece en un video en el portal web de los Protectores, como Aleksandar Savic, un joven científico con múltiples títulos de la Universidad de Belgrado.
Savic mantiene un canal en la red social Bitchute con el nombre de usuario “PhDLife” (una vida de PHD), donde, entre octubre de 2020 y el 24 de enero, ha subido quince videos. Los mismos revelan una admiración profunda por Estados Unidos y una preocupación severa por la toma “socialista” del país.
«Ni un solo país de Europa Oriental fue capaz de librarse del socialismo, ni siquiera luego de décadas, ni siquiera tras dos generaciones», advierte en un video. «El mundo que hoy conocen dejará de existir. Y no podrán reclamarlo nunca más».
En correspondencia por correo con MintPress, Savic dijo que se le acercó a los Protectores del Juramento luego de tropezarse con uno de sus videos en YouTube. «El nombre de la organización sonaba bien. Su programa y sus objetivos eran tradicionalistas y yo solamente les pregunté si podía serles útil”, escribió. (Existe un partido político de ultraderecha en Serbia llamado Zavetnici —Protectores del Juramento— pero niegan tener alguna vinculación con sus homónimos estadounidenses. No existe evidencia online de que tales relaciones efectivamente existan).
Su perfil en LinkedIn está adornado con banderas estadounidenses que dicen «Patriota de corazón que nunca puso un pie en suelo americano, buscando un trabajo». Y agrega, «Para RRHH: Muy alto nivel de conciencia y apertura. Alta extroversión, baja neurosis, y baja simpatía, pero lo puedo manejar. Dios bendiga a los Estados Unidos». Un post describe a la pandemia del covid-19 como una “estafa empleada para dañar la economía» y dice que «los tapabocas son la cosa más estúpida jamás inventada».
Los videos más vistos en su página de Bitchute azuzan el miedo y ofrecen instrucciones en inglés basadas en cómo los insurgentes en Serbia emplearon una variedad de tácticas para pelear contra Miloševic. En ellos, urge a los manifestantes y a los amotinados en Estados Unidos a seguir su plan de acción para replicar su éxito.
En su video de noviembre 2020 «PROCEDIMIENTO PASO A PASO, CÓMO GANAMOS CUANDO MILOSEVIC NOS ROBÓ NUESTRAS ELECCIONES», Savic narra los eventos de octubre del año 2000, diciendo que millones se habían congregado en la capital serbia, se llevaron por delante barricadas, y convencieron a las fuerzas armadas a unírseles luego de enfrentarlos en confrontaciones violentas. «La policía y el ejército se alinearon con la gente luego de algunas horas de pelearse a golpes», dice Savic. «Cuando ven el mar de pueblo… notaron que estaban peleando por una causa pérdida».
Savic advierte que «ellos» (haciendo referencia al Partido Demócrata sin jamás mencionarlo directamente) tratarán de robar las elecciones, tal como, alega, lo hizo Miloševic en el 2000. También le asegura a su público que serán llamados «fascistas», «traidores» y «mercenarios extranjeros». De nuevo, dice, «es algo que Miloševic hizo con nosotros».
En efecto, el gobierno de Miloševic caracterizaba a la oposición apoyada por Estados Unidos como tales, una acusación que apuntala al hecho de que la mayoría eran —a pesar del retrato de la mayoría de los medios occidentales— efectivamente de derecha. Ivan Markovic, portavoz de la Izquierda Yugoslava, o JUL (su acrónimo serbio), el partido de la esposa de Miloševic, acusó a la Alianza por el Cambio, la coalición opositora, de querer violencia, comparándolos con los grupos de exterminio nazis de los años 30. Markovic también señaló de fascista a Zoran Djindjic, el líder de la oposición liberal y consentido de Occidente.
Mientras que la descripción de los eventos de Savic es parcialmente acertada, no lo es su forma de retratar a la oposición anti-Miloševic como un movimiento puramente orgánico, libre de interferencia foránea.
«El elemento de la oposición serbia más efectivo»
Luego de que la guerra de 78 días de la OTAN contra Yugoslavia fracasó en el objetivo de alcanzar el cambio de régimen, Estados Unidos y los gobiernos de Europa Occidental apelaron a otros medios para derrocar al gobierno del Partido Socialista en Yugoslavia, liderizado por Miloševic. Habiendo empleado años, cultivando estructuras de manifestantes estudiantiles y formando los partidos anti-Miloševic, ideológicamente fracturados, bajo la bandera de la «Oposición Democrática de Serbia» o DOS (por su acrónimo válido en inglés y en serbio) las elecciones le ofrecieron una oportunidad a los Estados Unidos.
Pero, lo más importante, de acuerdo al para entonces embajador James Dobbins, fue un grupo de activistas estudiantiles cultivado por Estados Unidos llamado Otpor, que lo alabó como «el elemento más efectivo de la oposición serbia». Otpor quiere decir «resistencia» en serbio y operaba bajo el eslogan «Gotov je», «está acabado», en serbio.
En la vecina Hungría, William Montgomery —quien pasaría a ser el embajador de Estados Unidos en Belgrado— en 1998 había establecido una oficina para entrenar a los activistas de Otpor en cómo derrocar un gobierno. Gene Sharp, apodado «el Maquiavelo de la no-violencia», pionero en el campo de «revoluciones no-violentas», despachó al coronel retirado del ejército Robert L. Helvey a conducir un taller de fin de semana para los líderes de Otpor. «En muchas maneras, el marco que Helevy propuso para Otpor que era a imagen y semejanza de los principios de la estrategia y su proceso de formulación de partido en varias escuelas militares de los Estados Unidos», escribió el teórico militar Richard H. Shultz en otro libro de la Universidad de Operaciones Especiales Conjuntas titulado Miradas de la resistencia.
La estructura interna de Otpor se asemejaba a una agencia secreta de inteligencia más que a un movimiento estudiantil democrático. Helvey escribió que «Otpor desarrolló un liderazgo que era desconocido para la mayoría de sus integrantes. Esa dirección nunca se reunió como grupo salvo brevemente unos con otros cuando era requerido».
El embajador James Dobbins escribió en sus memorias de 2017, Líneas del frente: cinco décadas en el servicio de la diplomacia estadounidense en la línea de contacto, que Otpor organizaba «reuniones cada vez más masivas, en algunos casos bajo la guisa de conciertos de rock, y poseían una estrategia clara para forzar el cambio de régimen».
Mientras que Otpor buscaba retratarse a sí misma como un movimiento independiente, uno de sus miembros confesó que casi en su totalidad era financiado por el aparato de cambio de régimen de Washington. «85 por ciento del financiamiento provenía de los Estados Unidos, a través de organismos como la National Endowment for Democracy (la NED), el Instituto Internacional Republicano y el Instituto Nacional Demócrata, así como de la USAID».
Una de las tácticas claves de Estados Unidos era el tener a sus becarios monitoreando a detalle las fatídicas elecciones del otoño de 2000. «Trajimos a uno de los jóvenes dirigentes de Otpor a Washington, le preparamos reuniones en toda la administración, y lo enviamos de vuelta con suficiente dinero como para entrenar y desplegar 30 mil monitores electorales», explica Dobbins. El ex oficial de Fuerzas Especiales y analista militar, Will Irwin, identifica al joven líder como el co-fundador de Otpor, Srdja Popovic.
La administración Clinton calculó que usando a Otpor y a los grupos de oposición «pro-democracia» como actores intermediarios, se evitaría la imagen tóxica de intriga y misterio asociada con los golpes llevado a cabo por las agencias de inteligencia estadounidenses. «El riesgo para el gobierno de los Estados Unidos era mitigado al describir el apoyo a Otpor y otros elementos de oposición como un proyecto de promoción democrática, aunque desde el principio tenía la intención de ser un medio para facilitar el cambio de régimen», escribió Irwin.
Mientras que las manifestaciones encabezadas por Otpor continuaban, el gobierno de Miloševic buscaba socavar a la oposición restringiendo a los medios y las comunicaciones. Pero de acuerdo a Miradas de la resistencia, hacía tiempo se había preparado para esa posibilidad y suministró fondos programados para tecnología de medios de comunicación incluyendo «fotocopiadoras, teléfonos, sellos e impresos, computadoras y servicios de internet».
(CubaDebate)