Agramonte estaba predestinado a ser el futuro jefe de la Revolución y lograr la unidad entre todos los independentistas cubanos, pero una bala perdida en la escaramuza de Jimaguayú, el 11 de mayo de 1873, cercenó su existencia
No habían pasado tres semanas del levantamiento de Las Clavellinas (4 de noviembre de 1868) y ya había quienes, más preocupados por sus propiedades que por el destino de la patria, andaban pensando en arreglos con España. Sigue leyendo