Después de aquel 11 de septiembre

11-septiembreEl mundo en que vivimos se tornó más complejo: las guerras ocurren unas tras otras, la economía global sufrió cambios que todavía hoy persisten y, de continuar por este camino, se volverían irreversibles. Los sucesos del 11 de septiembre del 2001, en Nueva York, definieron gran parte de lo que es, hasta ahora, el siglo XXI.

La guerra que comenzó con la invasión y posterior ocupación de Afganistán, no ha dado, los resultados esperados a EE.UU. Si bien es cierto que capturaron a Bin Laden y lograron cortar la supuesta red de abastecimiento de armas a “los terroristas”, que según Estados Unidos se fabricaban en Iraq, hoy Al Qaeda se ha convertido en un gran monstruo que se expande por todo el Medio Oriente, y la violencia en la zona es peor cada día.

Súmese a esto la cifra de seres humanos que han muerto en esos conflictos; la pérdida de credibilidad política de la mayor potencia del planeta, y los gastos en defensa que han contribuido a acrecentar el déficit fiscal de esa nación en la última década.

Por otra parte, las denuncias de los métodos de detención y tortura empleados por los estadounidenses han dañado aún más la imagen de la superpotencia, lo que de alguna manera debilita su poder. Sobre todo, porque hoy en el mundo no puede hablarse de estabilidad.

Pero miremos la otra cara de esa invasión, porque también hay ganadores. Después de los ataques al World Trade Center, el precio del petróleo y sus derivados se elevó  considerablemente, y todo fue como dice el refrán: “A río revuelto, ganancia de pescador”, pues el alza en el costo del crudo sólo benefició a las compañías más influyentes del mundo.

Con la intervención en Afganistán e Iraq, Washington logró establecerse en una región estratégica, sobre todo, porque ambos países se encuentra en una zona petrolera importante y, desde el punto de vista militar, respecto a Rusia. Entonces ¿no sería mejor dominar esa región? (Por Edel Blanco Duarte/ Radio Cadena Agramonte)

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